lunes, 19 de mayo de 2014

Silencios que hablan

Siempre me gustó ver el Mundo a través de sus ojos porque tenía una
manera diferente de ver la vida. A veces no le hacía falta pronunciar palabra
para hablar conmigo y entendernos.
Discutíamos mucho y en ocasiones nos dijimos palabras feas, pero al poco tiempo
nos dedicábamos miradas que ansiosas pedían la tregua.
Había una especie de frontera incapaz de ser rebasada por un "lo siento", quizás porque ambos derrochábamos orgullo por cada poro de nuestra piel. Pero había un brillo en sus ojos que hacía tambalear la estabilidad de mi entereza y, por qué no decirlo, de mi cabezonería.
Cuántas palabras nos dijimos a lo largo de nuestra vida que ahora soy incapaz de recordar ni una tan siquiera. Solo recuerdo aquellas conversaciones que manteníamos cara a cara y en silencio. A veces acompañada de una caricia tímida en las manos. Así éramos y así te recuerdo.
Aquellos ojos comúnmente marrones han sido los más bonitos que pude ver jamás porque me miraron como ningunos otros lo han hecho nunca.
A día de hoy sigo manteniendo que nuestras mejores conversaciones las mantuvimos sin elevar la voz,o traducido a M.Benedetti "nuestro mejor diálogo ha sido el de las miradas." 

Te quiero.

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