
Dejo que se adueñen de mi vida y marquen el ritmo de la misma aun a pesar de que no hablen.Ellas giran y giran y configuran el día sin retrasos ,son siempre fieles y puntuales. A todas horas.
Comienza la cuenta atrás y los minutos de la vida nos oxidan lentamente y cuando quieres darte cuenta de la hora, es demasiado tarde.Demasiado tarde para mirar atrás y olvidar o demasiado tarde para rectificar. Porque aunque los días tengan 24 horas, o lo que es lo mismo, 1.440 minutos se me quedan cortos.
Sin embargo me encuentro en el sueño más profundo,sincero y precioso que jamás soñé, pero puedo escuchar de nuevo el tic-tac del reloj muy de cerca cuando marcan las diez, para recordarme que hay vida ahí fuera y los sueños se pueden cumplir.
No tengo más remedio que apagar el despertador y aferrarme a los minutos (mis minutos) de ese día porque quizás sea el día en el que mis sueños se hagan realidad .
Adelante