
Nunca acabo de saborear estos últimos sorbos de libertad,esos que me dan la vida y no quiero que se vayan nunca.
Nuevos horarios,nueva vida. Atrás quedan las largas siestas y las tardes bajo el ventilador sin ninguna preocupación que ataque a la mente.
Vuelve la rutina incesante,esa que intento contemplar a través de las torres de apuntes que se agolpan en la ventana,esa que me distrae con suma facilidad, esa que encuentro apasionante y no entiendo bien por qué.
Llegan esos días locos con el tiempo milimetrado y en donde la lectura,la música y el ocio no tienen cabida.
Me resigno,que pasen ya.
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