lunes, 21 de octubre de 2013

Punto y final.

A veces hay que saber cuándo poner punto y final. 

Es una de las frases que más suelo repetirme y no acabo de cumplir. O lo que es lo mismo, no siempre da buen resultado intentar poner de acuerdo al corazón y la razón porque lo más probable es que cada uno quiera salirse con la suya.
Intentamos valernos de la experiencia pasada para cumplir con las expectativas del futuro. Somos así de pretenciosos,nos creemos lo suficientemente sabios como para construir una férrea (pero delgada) línea que separa el pasado del futuro y nosotros solos nos dejamos arrastrar hasta la deriva. Somos los navegantes de nuestro propio barco,de esa vida en la que improvisamos y acabamos naufragando.

Todo tiene un comienzo,sí. Pero también un punto y final, ese que muchas veces no sabemos dónde poner y acabamos cometiendo los mayores errores ortográficos de nuestra vida.
Pienso que todo se conforma en una cadena de porqués que no siempre tienden a coincidir y no solemos entender hasta pasado un tiempo. Por ello es importante ver qué y cómo estamos improvisando en esta vida, porque como dije al principio: A veces hay que saber poner punto y final...


martes, 8 de octubre de 2013

Esos días...

Llegan esos días de café y apuntes en mano,donde los pequeños placeres (mis placeres) se aplazan para mejores tiempos. Quién sabe cuándo.
Nunca acabo de saborear estos últimos sorbos de libertad,esos que me dan la vida y no quiero que se vayan nunca.
Nuevos horarios,nueva vida. Atrás quedan las largas siestas y las tardes bajo el ventilador sin ninguna preocupación que ataque a la mente.
Vuelve la rutina incesante,esa que intento contemplar a través de las torres de apuntes que se agolpan en la ventana,esa que me distrae con suma facilidad, esa que encuentro apasionante y no entiendo bien por qué.
Llegan esos días locos con el tiempo milimetrado y en donde la lectura,la música y el ocio no tienen cabida.
Me resigno,que pasen ya.