
Intentamos valernos de la experiencia pasada para cumplir con las expectativas del futuro. Somos así de pretenciosos,nos creemos lo suficientemente sabios como para construir una férrea (pero delgada) línea que separa el pasado del futuro y nosotros solos nos dejamos arrastrar hasta la deriva. Somos los navegantes de nuestro propio barco,de esa vida en la que improvisamos y acabamos naufragando.
Todo tiene un comienzo,sí. Pero también un punto y final, ese que muchas veces no sabemos dónde poner y acabamos cometiendo los mayores errores ortográficos de nuestra vida.
Pienso que todo se conforma en una cadena de porqués que no siempre tienden a coincidir y no solemos entender hasta pasado un tiempo. Por ello es importante ver qué y cómo estamos improvisando en esta vida, porque como dije al principio: A veces hay que saber poner punto y final...