El Otoño se hace notar y mi vida empieza a cobrar un poco de sentido. Las grandes prisas, la gente corriendo y esquivándose entre sí por el gran asfalto madrileño siempre fueron para mí.
Otoño sinsentido para unos y un sinfín de oportunidades para mi.
Recorro cada centímetro de esta gran ciudad con la ilusión de encontrar la luz al final de esa larga y estrecha calle que ya me vio pasar una y mil veces. En busca de ese rayo de Sol que se abre paso entre las nubes y las mustias hojas de color marrón luchando,en vano, por mantenerse en lo más alto.
Soy una optimista,lo sé. Pienso que Madrid es la ciudad de las oportunidades y que ahí está la mia, fuera de esas calles que ya recorrí doscientas mil veces para devolverme los pedacitos de vida que un día fueron mios.