Pero hasta que eso llegue,hagamos de nuestra vida una historia que merezca la pena recordar.
La vida es como un tren que no se detiene,que avanza cada vez más rápido,más de lo que creemos. Y sin darnos cuenta llegamos a nuestra parada, a nuestro destino final.
Casi toda nuestra vida son imágenes que pasan ante nosotros como los trenes en las ciudades pero en algún momento nos detenemos. Quizás porque ese instante no es solo una imagen más, sino un momento del trayecto de nuestra vida que recordaremos para siempre.

No busco ni deseo un hecho en sí por el que todos me recuerden, porque aportar a cada persona algo diferente tiene aun más mérito que lo primero. Porque si sabemos marcar nuestras huellas en otra persona, nunca nos habremos ido de la vida.
Tener esa sensación de felicidad inmensa por la simple presencia de alguien, por su sonrísa o por su manera de hablar no es comparable a ninguna otra cosa que pueda hacer...
Como decía en las primera líneas,siempre habrá algo que nos arruine la vida. Siempre tendremos remordimientos por lo vivido,por lo dicho. Pero ¿y qué más da si van acompañados de buenos recuerdos? quedémonos con los remordimientos si van acompañados de buenos recuerdos.