
Intentando mantener el camino de mi eje vital, afloraron sentimientos pasados pero que por desgracia los mantengo muy presentes a día de hoy y eso que hoy no es domingo. Es algo inevitable ¿verdad? los recuerdos...que traicioneros que son. Entran en tu mente sin pedir permiso,adueñándose de toda ella y anulando por un instante la opción de reaccionar ante tales estímulos.Cuando te quieres dar cuenta es tarde para frenarlos pero acabas por echarlos a patadas de tu mente como puedes.
Hay tantos tipos de recuerdos...lúcidos,borrosos,amargos,dulces,inocentes,culpables,intransferibles e incluso lúcidos y amargos como el que tengo en la cabeza ahora mismo.Creo que son los peores porque nunca aportan nada bueno cuando me roban la mente. Simplemente se dedican a trastocar a mi conciencia,sumergiéndola en amargos recuerdos y que esta, inútilmente hace el esfuerzo de no ahogarse en esa marea de pensamientos.
Los recuerdos parecen entender de domingos, pues parecen ponerse de acuerdo para aturdirme la mente como solamente ellos saben hacer.
Recuerdos lúcidos y dulces parecen contraatacar al enemigo que se aferra con dureza sin que me de cuenta,lo hacen de manera brusca ,muy poco sutil pero muy eficaz a su vez. La vida está llena de recuerdos,de auténticos ladrones de mentes que están ahí para recordarnos lo puñetera que puede llegar a ser la vida a veces.
Los recuerdos más amargos son siempre imposibles de olvidar,están ahí aunque no lo creamos, pero por suerte se amortiguan con bonitos y dulces recuerdos que son los que nos hacen verdaderamente felices y que no nos importa que nos roben la mente de cuando en cuando.